Tenemos que hacer frente al dolor del que hemos estado huyendo. De hecho, tenemos que aprender a reposar en él y a dejar que nos transforme su energía abrazadora.
Charlotte Joko Beck
La guerrera y el Miedo
Había una vez una joven guerrera. Su profesora le dijo que tenía que luchar con el Miedo, pero ella no quería hacerlo. Le parecía algo demasiado agresivo, temerario; le parecía poco amistoso. Pero la profesora insistió y le dio instrucciones para su batalla. Llegado el día, la estudiante estaba de pie en un lado y el Miedo estaba al otro lado. La guerrera se sentía muy pequeña y el Miedo parecía muy grande e iracundo. Ambos tenían asidas sus armas. La joven guerrera se levantó fue hacia el Miedo se postró tres veces ante él y preguntó: «¿Me das permiso para entrar en batalla contigo?». El Miedo dijo: «Gracias por mostrar tanto respeto al pedirme permiso». La joven guerrera volvió a preguntar: «¿Cómo puedo derrotarte?». Y el Miedo replicó: «Mis armas son que hablo muy rápido y me sitúo muy cerca de tu cara. Entonces te pones muy nerviosa y haces lo que te digo. Si no hicieses lo que te digo, no tendría ningún poder. Puedes escucharme y puedes respetarme, puedo incluso convencerte con mis argumentos, pero si no haces los que te digo no tengo poder.»
Pema Chödrön